La ciudad es mi novia


La ciudad es mi novia, y al escribir esto en un vagon con asientos vacios de la linea R via uptown, a las 8pm (si de la noche, la foto fue en la manana,jeje), la ciudad me da un último regalo de inspiración para darle mas sentido a los próximos parrafos de esta aventura.

Acaba de entrar un ciego que toca el acordeón a mi vagón, y por suerte hoy no tuve que esperar el tren en la estación de Broadway y Canal St. Me monte tras pasar la tarjeta por el torniquete, como diria yo y mis amigos de Caracas… “Olimpico”

Bajandote de trenes en los cuales solias montarte

Hoy, dado que tenia que hacer una diligencia en Water St., al borde este del downtown de esta isla llamada Manhattan, me encontré de nuevo con la ciudad, y me di cuenta que aun me asombra, al igual que un niño en un parque de diversiones.

En la caminata explore Fulton St. hasta llegar al lado este, en el camino me encontre con una estación mas cercana al Path de Jersey para tomar la linea verde, si algun dia tengo ese propósito.

Mi novia (la ciudad) me salió con una anectoda irónica, al mejor estilo de la pantera rosa. Mi cuarto tiene una cerradura muy antigua, y he estado un cerrajero desde hace meses para poder sacar una copia de la llave. Finalmente hoy me di por vencido y le di la llave a la señora de la casa para que le sacara la copia ella… en el camino a mi diligencia, hoy, el mismo dia que entregue la llave, me encontre con 3 cerrajerias.

De vuelta, vi un negocio de empanadas argentinas, donde compre mi desayuno, “una de carne y otra de jamon y queso por favor”. Me regalaron un jugo con mi compra, supongo que compre un combo sin darme cuenta. Quien atendia parecia un argentino afeminado.

De vuelta fuí a la estación de la linea verde (la que descubri en mi camino minutos antes, una parada al sur de la estacion de Brooklyn Bridge, la de costumbre), paró un tren expreso, el cual abordé. Este tren era el mismo el cual habia abordado un centenar de veces para ir a mi viejo trabajo en White Plains, o para ir al gimnasio cerca de Grand Central, pq en solo 8 minutos te lleva a la calle 42. El dia de hoy, no me serviria para nada, ya no era mismo el destino, de seguir montado en el, iria mas lejos de lo necesario, asi que baje del tren que tantas veces tenia que esperar, para ahora, tomar el tren local, el cual siempre despreciaba pq tardaba un poco mas en llevarme a la 42. Esta vez, el tren local, me dejo en mi destino en tan solo una parada, Canal St.

Parte del parque


Me baje Canal St., y camine del lado este de la acera por Broadway hacia el sur para llegar a mi lugar de oficio, y al esperar que cambiara el semaforo, paso un Bus Rojo, de estos de dos pisos de altura, lleno de turistas, y un niño se me quedo viendo fijamente desde la ventana, yo con mi sobre todo negro, mis lentes, y mi bolsita de papel marron en las manos (con las empanadas), me di cuenta que ahora soy parte del espectaculo, del show, del parque de diversiones. Soy parte de ese contexto magico que atrae millones de personas a esta ciudad año tras año, ya soy un New Yorker.

No se si esto tenga alguna moraleja, todo lo que he contado no es producto de la imaginacion, sino que trate de ver un dia comun, como un dia diferente, trate de ponerle drama a mis acontecimientos, a buscarle explicacion del porque de las cosas, aprovechando que en esta ciudad, todas las semanas tienes algo nuevo, algo que hacer diferente, motivos y temas porque vivir.

Solo se que La Ciudad te enseña de diferentes formas el como la vida da muchas vueltas, y que dependiendo de las circunstancias, puedes apreciar o despreciar cosas, personas, oportunidades.

Bueno, ya debo bajar del tren, y ver que depara el resto de la noche, esta ciudad es una tienda de caramelos, debes tener cuidado y no empalagarte al querer probarlos todos.

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